Me quede sordo ¿Significa que estoy viejo?

Esta es una pregunta que muchas personas se estarán haciendo o se habrán hecho en algún momento.

Cuando alcanzamos cierta edad y esto coincide con una disminución de la capacidad auditiva, instantáneamente relacionamos este problema con la vejez. Sin embargo, esto no siempre es así, ya que este padecimiento puede manifestarse en periodos previos de la vida como la adultez media e incluso la adultez joven sin que esto suprima la sensación de juventud. ¿Por qué entonces la sordera nos hace sentir viejos?

Es posible afirmar que existe una tendencia a asociar la pérdida auditiva con la vejez debido a que en muchos casos la presbiacusia, es decir, la pérdida progresiva de la capacidad auditiva por un deterioro en el sistema auditivo ocurre a causa de la edad.

A lo anterior se le suma el hecho de que sentirnos viejos, la mayoría de las veces va acompañado de angustia, ya que el envejecimiento por sí mismo expone a las personas a un conjunto de prejuicios y discriminaciones culturalmente arraigadas que le otorgan un significado negativo, tales como que el adulto mayor es enfermo, deprimido, aburrido y dependiente. Pero como se mencionó anteriormente, el hecho de ser tener una discapacidad auditiva no siempre está directamente relacionado a ser viejo, ni viceversa

¿Por qué entonces nos da tanta vergüenza que el resto de la gente vea que utilizamos dispositivos de ayuda auditiva? ¿Qué es lo que nos lleva a temer que el otro se dé cuenta de nuestra condición?

La hipoacusia como patología, además de una definición médica, tiene una connotación social consensuada, es decir, un significado previamente definido y acordado por la sociedad. Esta definición social lleva a que las personas la expliquen como una condición sumamente limitante que interfiere a la hora de desenvolvernos como las personas oyentes. Ahora bien, a pesar de que indudablemente nos vemos obstruidos en ciertos contextos, el hecho de tener una disminución en la audición no nos incapacita para realizar las actividades cotidianas como toda la gente, independiente de la edad. Son quizás nuestros propios miedos frente al envejecimiento, la desmotivación por pensar que contamos con menos facultades y la sensación de debilidad, lo que genera que nos avergoncemos y que por ende nos comencemos a alejar de lo que deseamos y realmente somos capaces. Por eso, tenemos que empezar a romper estos mitos. El no escuchar como el promedio, no indica ni que somos viejos, ni que somos inservibles, ni que somos enfermos, ni que no podemos. Solo indica que tendremos dificultades para oír en algunas situaciones.

Entonces, existe una necesidad de mostrarle esto al mundo y decir: “Si! Tengo hipoacusia, tengo que usar dispositivos auditivos para escucharte y probablemente te vas a tener que adaptar a esto para poder entenderte mejor, pero no por eso me voy a aislar, ni voy a dejar de trabajar, ni voy a dejar de hacer las cosas que disfruto, ni voy a sentirme viejo.”. Si bien, lograr esto suena sumamente sencillo, a veces no lo creemos y nos complicamos encontrando excusas para no enfrentarnos a tener que decir que tenemos una dificultad.  Pero ¿cómo vamos a facilitar nuestra comunicación con los demás, y la posibilidad de mostrarles quien somos realmente si no nos atrevemos a mostrar esto?

ISIDORA DEL SOL URETA

Psicóloga clínica adultos e infanto juvenil de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Magister en terapia sistémica de familia, pareja e individuo.

“Soy una persona con hipoacusia sensorioneural severa, por lo que mi objetivo es estregar apoyo a personas  que también presentan una dificultad auditiva y/o sus familias, tanto desde mi experiencia personal como profesional”.

Para solicitud de horas pueden contactarme a (+569) 42414737 ps.isidoradelsol@gmail.com .

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