El viaje de ser diferentes
¿Por qué será que vivimos mirando a nuestro alrededor, para adelante, para atrás, hacia a los lados pero no nos fijamos que hay en nuestro interior, lo cual a menudo es más importante? ¿Por qué la opinión de los demás pesará tanto sobre nosotros, incluso llegando a interferir en la manera en que nos autoevaluamos?
Vivimos en una sociedad que repetidamente ve las diferencias como algo extraño o incluso malo. El que tiene algo que desconocemos, simplemente es raro. Muchas veces ni siquiera nos detenemos a preguntarnos por las personas en cuestión ni por sus vivencias, sino que caemos en el prejuicio y en la estigmatización. Y esto es algo que no sólo sucede con la hipoacusia y el uso de dispositivos auditivos, sino que con cualquier característica que podamos tener que se aleje de lo que es esperable de acuerdo a patrones previamente establecidos por la sociedad.
Nosotros como personas sordas tendemos a pensar que el otro nos mira o discrimina más por nuestra condición, o mejor dicho por la visibilidad de ésta producto de nuestro implante coclear o audífono. Sin embargo, como se mencionó, lo que llama la atención de los demás, no es específicamente nuestra dificultad de escuchar, sino el hecho de que somos distintos. Y más que distintos, tenemos una condición que el común de las personas desconoce. Con frecuencia y debido a que se cuenta con escasa información, es posible que las personas perciban la sordera como algo incapacitante y que incluso puede interferir con la inteligencia de la persona, entre otros problemas. Pero nosotros sabemos que no es así, al contrario, tenemos claridad respecto a que tan capaces e importantes somos. Entonces, ¿Qué hacer?
Pensar en que hay que realizar un cambio a nivel social que apunte a concientizar respecto a la inclusión es lo ideal, pero éste es un proceso lento. En efecto, la sociedad puede ir cambiando, pero alcanzar un cambio total es difícil. No obstante, no se pierde la esperanza de lograrlo algún día. ¿Qué podemos hacer mientras tanto?
Tenemos que cambiar nuestro lente y empezar a observar las cosas de otra forma. En vez de enfocarnos en que el cambio se genere desde el otro, debemos volcar nuestra atención hacia nosotros mismos. ¿Cómo YO enfrento a estas personas? ¿Cómo YO me siento al respecto? ¿Qué puedo hacer YO para que esto no interfiera con mi vida ni me genere sentimientos negativos? Lo podríamos resumir en solo una oración: Comencemos a aprobarnos y a querernos más a nosotros mismos y dejemos de criticarnos. Nosotros sabemos lo valiosos, competentes, especiales y apreciables que somos y por lo tanto, eso es lo que debemos mostrarles a los demás. Esa luz interna que cada uno de nosotros posee, esa que muestra como somos realmente. Para esto, debemos armarnos de paciencia y seguridad a fin de poder trasmitirle al resto que si bien tenemos una condición que en ocasiones nos exige esforzarnos más y que puede limitarnos en ciertos contextos, este esfuerzo adicional implica a su vez que somos personas perseverantes y fuertes, lo cual es sumamente admirable. Y esto último, en ningún caso quiere decir que no podamos alcanzar y/o superar las mismas metas y objetivos de las personas oyentes.
Recuerda: muchas veces será necesario soportar a dos o tres orugas antes de conocer a la mariposa, pero siempre la podrás encontrar en tu interior. Después de todo ¿Quién dijo que lo distinto o desconocido es malo?
ISIDORA DEL SOL URETA
Psicóloga clínica adultos e infanto juvenil de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Magister en terapia sistémica de familia, pareja e individuo.
“Soy una persona con hipoacusia sensorioneural severa, por lo que mi objetivo es estregar apoyo a personas que también presentan una dificultad auditiva y/o sus familias, tanto desde mi experiencia personal como profesional.”
Para solicitud de horas pueden contactarme a (+569) 42414737 ps.isidoradelsol@gmail.com .